15 ene 2010

CFE: las mentiras de los medios y el gobierno.



Vía Twitter nos hemos enterado de la gran cantidad de apagones que han sufrido los usuarios de la desaparecida Luz y Fuerza del Centro (LyFC) y que desde el 11 de octubre del año pasado, debido al decreto de extinción de la compañía por parte de Felipe Calderón, han tenido que vérselas con la ineficiencia que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha mostrado ante la desatención en el suministro de luz. Su imposibilidad de poder atender el vasto campo de usuarios que estaban bajo el control de LyFC es entendible si tomamos en cuenta que las zonas que cubría aquélla resultan ser de las más pobladas del país. Muchos de los técnicos de la CFE no cuentan ni con la experiencia ni la capacitación indispensable con la que sí contaban los trabajadores de la compañía extinguida. Las notas esparcidas en internet hablando de las muertes accidentadas de trabajadores de la CFE, las quejas contantes por apagones en colonias enteras a veces por días, las críticas y enojos ante la nula atención recibida en los teléfonos de atención ciudadana, son cosas que los medios callan y ocultan. En cambio, en radio, televisión y cine somos bombardeados constantemente por spots que buscan convencernos que la extinción de LyFC es lo mejor que pudo haberle pasado al país. Que nos ahorramos mucho dinero que esos flojos malgastaban. Que la empresa que la suple tiene reconocimiento internacional y sus usuarios gozarán de los beneficios de una compañía de primer mundo.

Como todo lo que ha transcurrido en estos tres años de gobierno de Calderón, el país del panismo gobernante solamente existe en la televisión y los espacios publicitarios. La realidad virtual construida desde los despachos de los mercadólogos y publicistas ha terminado por volverse la realidad real, si cabe usar la expresión. Todas las anomalías y los casos que contradicen ese mundo artificial confeccionado con efectismo publicitario son soslayados y ocultados. Apenas este jueves 14 de enero el periodista Ciro Gómez Leyva escribía en su columna en el diario Milenio perlas como las siguientes: “… la CFE entró al rescate y garantizó la continuidad del servicio eléctrico a más de 6 millones de clientes en Hidalgo, Puebla, Morelos, Estado de México y Distrito Federal. […] una empresa pública mexicana que en vez de lloriquear, culpar y hacer recuento de las insuficiencias, se puso a trabajar en serio”. Cuando uno lee este tipo de declaraciones no puede dejar de lamentar cómo un periodista ha dejado de serlo para volverse un simple lector de guiones distribuidos desde la oficina de la presidencia; un puro monólogo perverso que ni ve ni oye ni mucho menos le interesa investigar, como es labor ética de cualquier periodista que se digne en llamarse tal.

Cualquier dato real debe ser verificado aun en sus detalles más simples. En ocasiones basta tomarse la molestia de tomar un pequeño muestreo de lo que se intenta interpretar para obtener un juicio, si no verdadero en absoluto, por lo menos crítico y confiable. Apegarse a simples cifras oficiales expedidas por el gobierno ni es muestra ni es hecho absoluto para llegar a ofrecer juicios contundentes. Al contrario, es apenas el inicio del batallar de cualquier investigador, más para un periodista que tiene una responsabilidad social ante quien lo escucha, ve o lee.

El filósofo Karl Popper es conocido por diseñar una metodología científica conocida como “falsacionismo”, de acuerdo con ésta la consistencia de una afirmación –científica o verificativa- puede ser considerada aceptada si no es posible de ser falseada con un contra ejemplo. Es decir, que si cualquier proposición –como todas las golondrinas son blancas- no puede ser refutada con un contra ejemplo –alguna golondrina es negra- entonces ese juicio o proposición tiene un alto grado de veracidad.

Apoyándonos en la metodología popperiana vamos a utilizar un contra ejemplo para refutar las aseveraciones de Ciro Gómez Leyva y toda la camarilla de coristas del gobierno que lanzan loas a la extinción de LyFC pero se niegan a ver todos los problemas que han surgido a raíz de esa decisión ya a todas luces de corte político más que de reducción de costos como nos lo han querido vender.

Pues bien, ayer a medio día la colonia en la que vivo sufrió un apagón de casi cuatro horas debido a que se cambió alambrado y se repararon transformadores que estaban en mal funcionamiento. La colonia se encuentra ubicada en un populoso municipio del Estado de México. Lo más lógico es pensar que fue la CFE quien realizó los trabajos al tomar las responsabilidades dejadas por LyFC en esta zona. Pero, la sorpresa es que no fue la CFE la que realizó los trabajos de mantenimiento, sino una compañía privada de nombre “Servicios Integrales en Energía”, SERINE, por sus siglas. A continuación unas fotografías que logré tomar de los trabajos realizados.
















Como se podrá observar, los trabajadores no portan uniforme de la CFE. Cuentan con el equipo necesario para realizar su labor pero no son de la compañía de la CFE. Las camionetas que se distinguen pertenecen igualmente a esta empresa privada especializada en estos trabajos. Si consultamos la página de la empresa http://www.serineconstructora.com/ leemos que su servicio está concentrado en el estado de Yucatán. Su oficina matriz está ubicada en Mérida. A partir de este sencillo caso vienen las preguntas lógicas: ¿Si la CFE puede y ha logrado dar cobertura del servicio eléctrico en las zonas antes reguladas por LyFC, entonces por qué se están contratando empresas privadas para hacer labores de mantenimiento? ¿Si el argumento es que LyFC y el SME resultaban demasiado caros para el erario público, como es que se gasta en empresas privadas para hacer un trabajo que compete al Estado? ¿Cuánto está gastando el gobierno en estos servicios? ¿Por qué no se informa a la población de estas contrataciones?

Uno puede imaginarse el gasto que representa trasladar personal y vehículos desde un estado como Yucatán hasta el Estado de México; aparte los cobros por los servicios prestados. Si el gobierno usó de pretexto el supuesto dispendio de LyFC se contradice al apoyarse ahora en empresas privadas. Y el argumento de que eso es entendible por la enorme carga de trabajo que tiene que hacerse responsable la CFE solamente robustece la tesis de que la extinción de LyFC es un craso error que genera más gastos que los que supuestamente se iban a ahorrar. ¿Para qué eliminas una empresa pública por ineficiente si te vas a apoyar en otra de igual tesitura y aparte vas a gastar en apoyo privado? ¿No salió más caro el caldo que las albóndigas?

Con este sencillo contra ejemplo que pongo a consideración pública es más que suficiente para refutar el triunfalismo de Ciro Gómez Leyva y para poner en evidencia el verdadero trasfondo político que está detrás de todo el asunto del SME. Si el gobierno y los medios en verdad quieren convencernos de lo contrario que nos den el contra ejemplo, que dejen de hacer todo lo que refuta en los hechos lo que son incapaces de sostener en los discursos y los spots televisivos.
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